El miércoles 6 de agosto de 2025, Mohammed Khatib, coordinador de Samidoun en Europa, fue notificado de la revocación de su estatus de refugiado por parte de las autoridades de asilo belgas. Se trata del último episodio de una ofensiva generalizada contra la población palestina en Bélgica y contra el creciente movimiento de solidaridad con Palestina, que se produce justo después del anuncio del gobierno de derecha de su intención de ilegalizar organizaciones que promuevan causas que desea silenciar, entre ellas Samidoun. Este grave ataque no solo pone en peligro a Mohammed, sino a toda la comunidad palestina activa en Bélgica que lucha por poner fin al genocidio sionista-imperialista en la Franja de Gaza y en toda Palestina ocupada, y busca acallar un movimiento en ascenso justo cuando el régimen “israelí” perpetra masacres diarias y hambruna planificada en Gaza.
Esta decisión culmina un proceso de un año y medio, iniciado en abril de 2024, cuando la entonces Secretaria de Estado de Migración anunció su intención de revocar el estatus de refugiado de Mohammed Khatib, basándose en la designación arbitraria del OCAM, que lo catalogó como un “predicador del odio”. Esta etiqueta, claramente racista, suele aplicarse casi exclusivamente a personas racializadas como musulmanas, y jamás a figuras de extrema derecha como Bart de Wever, Theo Franken o el Vlaams Belang, por no hablar de la ‘embajadora’ sionista que ha ejercido su “diplomacia” mediante amenazas y mentiras a lo largo de su mandato. Mohammed ha apelado la decisión y continuará su lucha legal.
Esta decisión refleja y resulta de:
- La creciente represión orquestada por las autoridades belgas contra el pueblo palestino, sus activistas, y en general contra el movimiento de solidaridad con Palestina y otros movimientos sociales.
- La campaña anti-palestina, anti-árabe e islamófoba promovida por políticos belgas, algunos periodistas, académicos y figuras públicas, así como por representantes de la entidad sionista, que buscan difamar a Samidoun y al movimiento palestino.
- El poder y la influencia política del Estado sionista sobre la política belga.
- El intento de sofocar todo apoyo a la liberación y la resistencia. Los imperialistas, en Bélgica como en otras partes, no toleran la voz de los pueblos cuando ésta rechaza y combate el colonialismo, el racismo, el genocidio y la explotación.
- La negación de derechos fundamentales como la libertad de expresión y de asociación para las personas refugiadas palestinas, en un proyecto que opera en sintonía con el genocidio en Gaza y en toda Palestina ocupada.
Mohammed Khatib está siendo atacado por ser palestino. Está siendo atacado por apoyar a la resistencia en el camino hacia la liberación de Palestina, desde el río hasta el mar; por defender la libertad de todas las personas presas palestinas; y por honrar la vida y el legado de las y los mártires de la lucha por la liberación palestina.
Mientras tanto, los ciudadanos belgas que viajaron a Gaza para participar en el genocidio como parte de las fuerzas de ocupación israelíes no son procesados ni investigados en absoluto.
Mientras tanto, quienes elogian el genocidio y ensalzan crímenes de guerra como actos de “genialidad” gozan de total impunidad.
En lugar de reprimir las voces palestinas, el Estado belga debería dirigir su atención a la larga lista de amenazas reales contra los derechos humanos y la justicia que afectan al tejido de la sociedad belga: los políticos de derecha que abogan por el genocidio en Palestina; las expresiones abiertas de fascismo y racismo que ocupan la mayoría de los escaños del gobierno; el régimen de Arizona que busca despojar de derechos a las clases trabajadoras y migrantes para congraciarse con los belicistas; las múltiples condenas a Bélgica por parte de la ONU y la OMS por incumplimiento de tratados internacionales que ha firmado; la brutalidad policial que golpea manifestantes y atropella a niños en monopatín; las organizaciones sionistas que apoyan el genocidio desde Bélgica; y la continua normalización con una entidad colonial y genocida.
El régimen de “Arizona” debería saberlo bien: el estatus de refugiado no es una recompensa ni un castigo que el Estado pueda conceder o retirar a su antojo. Mohammed tiene derecho a este estatus y a la protección internacional, como refugiado palestino nacido en Líbano, apátrida, consecuencia directa de la colonización sionista de Palestina. Bélgica está legalmente obligada, por tratados internacionales que ha suscrito, a proteger a Mohammed y a otras personas refugiadas. Además, esta decisión se burla del derecho internacional, al declarar que apoyar la resistencia palestina es “contrario a las Naciones Unidas”. Todo lo contrario: el derecho palestino a la resistencia armada —no solo la defensa de ese derecho— está explícitamente reconocido por el derecho internacional y por resoluciones de la ONU. Ninguna organización de resistencia palestina ha sido clasificada como “terrorista” por Naciones Unidas. Por el contrario, la entidad “israelí” está violando cientos de resoluciones de la ONU.
El abuso de poder del régimen de Arizona se evidencia aún más considerando que Mohammed no ha sido condenado ni acusado de delito alguno. Nunca antes ha habido algún proceso judicial sustantivo ni significativo. Este régimen teme al movimiento que ha crecido en Bélgica contra el colonialismo de asentamiento y el genocidio; teme el apoyo que recibe de residentes, migrantes y visitantes por igual; y teme que su respaldo al genocidio no sea olvidado cuando llegue el momento de hacer justicia a los responsables. El régimen busca hacer de Mohammed un ejemplo por ser una figura visible con una línea política clara.
Este ataque debería hacer reflexionar a toda persona en Bélgica que sueñe con un mundo mejor. Este atropello se utilizará como precedente para silenciar no solo las voces disidentes respecto a Palestina, sino a todas aquellas que cuestionen al régimen de Arizona.
Como ilustran los casos del Congo, Argelia o Vietnam, los intentos de reprimir la voz de los pueblos oprimidos no tendrán éxito. La liberación está en el horizonte, y ni el pueblo palestino ni el movimiento de solidaridad se rendirán, por más feroz que sea la represión.
Samidoun condena enérgicamente este ataque contra Mohammed Khatib, contra el movimiento de solidaridad con Palestina y contra los derechos de las personas refugiadas. Samidoun expresa su apoyo a todas las personas activistas palestinas y solidarias en Bélgica y en todo el mundo, para que se mantengan firmes junto a Mohammed y junto a quienes son perseguidos por oponerse al genocidio y luchar por la liberación de Palestina. Samidoun reafirma sus principios fundamentales —reflejados en el trabajo y compromiso de Mohammed, y por los que hoy es atacado—: la liberación de Palestina desde el río hasta el mar, el apoyo a todas las formas de resistencia palestina, la liberación de todas las personas presas y el derecho al retorno de todas las personas refugiadas palestinas.
Descubre más desde Samidoun: Red de solidaridad con los presos palestinos
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