Decenas de presos y presas políticas en distintas cárceles del Gran Bretaña han anunciado su intención de iniciar una huelga de hambre colectiva a partir del 2 de noviembre, una fecha elegida con plena conciencia histórica: el aniversario de la Declaración Balfour de 1917, en la que el gobierno británico expresó su apoyo oficial al proyecto sionista de colonización de Palestina.
La acción está coordinada por el colectivo Prisoners for Palestine, con el respaldo de la organización CAGE International, y podría convertirse en la mayor huelga de hambre organizada en las prisiones británicas desde 1981, cuando diez prisioneros republicanos irlandeses fueron martirizados tras 66 días de huelga en las cárceles del norte de Irlanda ocupado.
Los presos denuncian que el Estado británico criminaliza la solidaridad con Palestina y protege los intereses de las empresas armamentísticas que abastecen al régimen israelí. Desde hace meses sufren represalias, aislamiento, censura y agresiones por su militancia anticolonial y su compromiso con la resistencia palestina.
“Estamos presos por intentar detener un genocidio”
Entre las personas encarceladas se encuentran Audrey Corno y Francesca Nadin, ambas detenidas por acciones directas contra las instalaciones de Elbit Systems, la principal empresa de armas israelí. El 20 de octubre, ambas entregaron una carta al Ministerio del Interior británico en nombre de las 33 personas encarceladas por intentar detener el genocidio en Gaza.
En esa carta, los presos formulan cinco demandas claras y urgentes:
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Fin inmediato de toda censura y restricción a su correspondencia y comunicaciones.
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Libertad bajo fianza inmediata e incondicional.
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Derecho efectivo a un juicio justo y transparente.
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Retirada del movimiento PalAction de la lista británica de organizaciones “terroristas”.
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Cierre definitivo de todas las instalaciones de Elbit Systems en el Reino Unido.
“Hemos agotado todas las demás opciones”, afirmaron los portavoces del colectivo, que subrayan que sus detenciones responden exclusivamente a motivos políticos. En muchos casos, no se han presentado cargos formales y las personas permanecen recluidas bajo la Ley Antiterrorista, una herramienta de represión cada vez más utilizada contra activistas y defensores de los derechos humanos.
Algunos presos llevan más de un año detenidos sin juicio, en condiciones degradantes y con graves restricciones a las visitas familiares, a la práctica religiosa y a la comunicación con el exterior.
De las fábricas de armas a las celdas británicas
Las acciones de sabotaje y bloqueo contra Elbit Systems —empresa israelí que fabrica drones y armas utilizadas en los ataques a Gaza— se han convertido en un símbolo del movimiento de solidaridad directa con Palestina. Desde 2020, PalAction ha protagonizado numerosas ocupaciones de fábricas y centros de distribución vinculados al complejo militar sionista.
Ante la presión popular, el Estado británico respondió con una ola de detenciones, registros domiciliarios y procesos judiciales que criminalizan a quienes se atreven a denunciar públicamente la complicidad del Reino Unido con los crímenes de guerra en Palestina.
Las cárceles se han convertido así en un nuevo frente de lucha, donde la resistencia continúa bajo otras formas. “Lo que comenzó como una campaña para detener la producción de armas para el genocidio en Gaza se ha transformado en una lucha por la libertad dentro de las prisiones”, explicó una de las abogadas del colectivo.
“Desde Guantánamo hasta Gaza: la misma maquinaria represiva”
El Dr. Asim Qureshi, director de investigaciones de CAGE International, calificó la huelga como “un paso histórico y una denuncia directa de la violencia institucional del sistema penitenciario británico”.
“Desde Guantánamo hasta Gaza”, afirmó Qureshi, “la infraestructura de leyes autoritarias creada para encarcelar, silenciar y castigar a quienes se oponen a las guerras y al genocidio debe ser desmantelada. Los presos son el corazón de nuestro movimiento por la justicia. Debemos honrar sus sacrificios y desafiar las injusticias que enfrentan”.
Las denuncias de maltrato sistemático incluyen agresiones físicas, aislamiento prolongado, confiscación de correspondencia y material de lectura, negación de atención médica y restricción del acceso al Corán. Ante el fracaso de sus apelaciones y la indiferencia institucional, las y los presos han decidido recurrir al último instrumento de resistencia que les queda: sus propios cuerpos.
La continuidad de una larga tradición de resistencia
Esta nueva huelga se enmarca en una tradición de lucha que une las celdas británicas con las palestinas. A principios de 2025, la activista Teuta “T” Hoxha, una de las Filton 24, realizó una huelga de hambre de 28 días que logró exponer públicamente la represión interna y forzar la restitución de derechos básicos dentro de la prisión de Peterborough.
Su acción provocó una ola de solidaridad internacional: presos políticos en Estados Unidos, como Casey Goonan y Malik Muhammad, se sumaron en huelga de hambre solidaria, denunciando la persecución global contra quienes apoyan a Palestina.
“Sabemos que no se trata solo de recuperar un trabajo o un privilegio dentro de prisión”, declaró Hoxha entonces, “sino de afirmar nuestra dignidad y rechazar el silencio que el Estado intenta imponernos”.
Su victoria parcial inspiró a decenas de compañeras y compañeros a planificar una acción colectiva más amplia, capaz de romper el aislamiento y visibilizar el vínculo entre represión interna y colonialismo global.
La prisión como territorio de lucha
El movimiento palestino ha hecho del encarcelamiento un espacio de resistencia. A lo largo de la ocupación sionista, miles de presos palestinos han recurrido a huelgas de hambre colectivas, uniendo sus cuerpos en una lucha común contra la deshumanización.
De la misma forma, los presos irlandeses de 1981, los militantes sudafricanos del apartheid o los prisioneros de Guantánamo han demostrado que el cuerpo del prisionero puede convertirse en un arma política cuando todos los demás medios de acción han sido arrebatados.
En palabras del líder palestino Ahmad Sa’adat, secretario general del Frente Popular para la Liberación de Palestina:
“De Ansar a Attica, de Lannemezan a Nafha, la prisión no es solo un lugar de encierro, sino un campo de batalla donde el oprimido se enfrenta al opresor.”
La huelga de hambre de los presos por Palestina en Reino Unido se inscribe en esa misma tradición de dignidad. Es una afirmación de vida y de humanidad frente a la deshumanización colonial y carcelaria.
Una llamada urgente a la solidaridad internacional
Las organizaciones Prisoners for Palestine y CAGE International han dado al gobierno británico hasta el 24 de octubre para responder a sus demandas. Si no lo hace, el 2 de noviembre comenzará la huelga.
Desde Samidoun Red de Solidaridad con los Presos Palestinos hacemos un llamado a todas las organizaciones, movimientos y personas solidarias a amplificar la voz de quienes hoy resisten tras los muros de las cárceles británicas, a presionar a las autoridades y a denunciar la criminalización de la solidaridad con Palestina.
“Después de que nos vayamos, ¿qué diréis que hicisteis? ¿Estuvisteis con nosotros en nuestra lucha o conformasteis el mismo sistema que nos llevó a la muerte?”, escribió el mártir irlandés Patsy O’Haradurante su huelga en 1981.
Hoy, esas palabras resuenan con fuerza desde las prisiones del Reino Unido hasta las celdas de la ocupación en Palestina.
Los presos y presas por Palestina nos interpelan a todos: su resistencia es un espejo de nuestra responsabilidad colectiva.
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Presos y presas por Palestina en lo supuestamente llamado Reino Unido anuncian una huelga de hambre masiva: “Hemos agotado todas las demás opciones”


