Tras un año del comienzo de esta nueva fase genocida contra el pueblo palestino vemos cómo las personas de conciencia dentro del Estado español siguen levantándose contra la injusticia y la barbarie. El incremento de la violencia y la opresión por parte de la entidad sionista hacia el pueblo palestino y otros pueblos de la región corre de manera paralela a la preocupante escalada del clima represivo hacia el movimiento de solidaridad con Palestina internacionalmente, del cual el Estado Español no constituye una excepción.
Para que el proyecto de colonización de Palestina se consume, la entidad israelí no sólo busca exterminar al pueblo palestino en Gaza o el resto de Palestina, sino también acabar con las voces de millones de personas que siguen creyendo y luchando por una Palestina libre. Para ello, el Estado de ocupación ha puesto en marcha, a través de las organizaciones del lobby sionista, sus alianzas con gobiernos y fuerzas políticas reaccionarias, todos los recursos a su alcance para silenciar, desmovilizar, marginar y erradicar las voces de las personas movilizadas.
Entre todos los colectivos y personas palestinas y pro palestinas que en diferentes países del globo han sufrido todas o alguna de estas tácticas represivas, Samidoun está siendo un blanco directo de la alianza sionista-reaccionaria. El día 15 de octubre Canadá y Estados Unidos lanzaron una campaña concertada para prohibir Samidoun, sumándose así al ejemplo de Alemania o el intento de ilegalización del Collectif Palestine Vaincra en 2022 por parte del Ministerio de Interior francés. En todos los casos las prohibiciones han partido de decisiones políticas que no se han molestado en sostener sus acusaciones en procesos legales con garantías.
Resulta irónico que los países y las fuerzas reaccionarias que más promueven la maquinaria militar genocida israelí incluyan en lista de terroristas a colectivos palestinos de base que, como Samidoun, se oponen al terror israelí y el de sus aliados. Esto responde a la estrategia de criminalizar a la oposición política y de mermar a los movimientos sociales en auge que se oponen no sólo al proyecto genocida israelí en Palestina y en toda la región del levante árabe, sino al proyecto del eje atlantista de imponer un nuevo orden mundial cuyas primeras víctimas serán los pueblos de la región.
Este contexto represivo ya ha llegado al Estado español donde las instituciones del Estado junto con los movimientos reaccionarios han dado un paso más y están encausando a militantes de Samidoun. De la mano de fuerzas políticas reaccionarias y el lobby israelí, se nos pretende encausar por el mero hecho de explicar a la sociedad por qué la resistencia anticolonial es legítima incluso bajo el derecho internacional actual y por defender los derechos de todos los prisioneros y prisioneras políticas palestinas. A esta apertura de investigaciones se le unen otras estrategias represivas que ya hemos visto en otros espacios internacionales como:
La aplicación de marcos legales y la apertura de procedimientos con el fin de poner restricciones a la libertad de expresión y la acción política en nombre de la lucha contra el terrorismo, del riesgo a la seguridad pública o de la lucha contra el antisemitismo.
Las estrategias burorrepresivas y el uso de la violencia económica que, mediante la imposición de sanciones administrativas en actos de protestas desmovilizan y ahogan a las activistas.
La presión mediática como forma de señalamiento colectivo e individual y de creación de falsas narrativas, mediante la difusión y tergiversación masiva por parte del lobby sionista y la derecha.
La monitorización y el seguimiento de activistas en sus actividades políticas y en su vida privada como forma de presión psicológica e intimidación.
La censura de los canales de comunicación de la organización y el cierre de las cuentas de Samidoun en redes sociales.
Ante esta ofensiva sin precedentes en la historia reciente del movimiento de solidaridad con Palestina, reiteramos que Samidoun es un colectivo independiente y autogestionado cuyo arraigo está en los movimientos sociales y cuyo trabajo se basa en construir la solidaridad con Palestina desde las bases. Samidoun no recibe ayuda pública de ningún tipo ni forma parte de la estructura de ningún partido o facción palestina o internacional. Desde ahí hablamos de la causa del pueblo palestino, de sus prisionerxs políticxs y del derecho a defenderse, resistir y liberarse de la ocupación y el yugo colonial.
Ahora más que nunca, llamamos a la solidaridad y a la unidad de los movimientos sociales y, en concreto, a las organizaciones palestinas y pro palestinas en contra de la represión. Los ataques contra cualquier grupo que trabaja en pro de la liberación de Palestina debe ser motivo de preocupación para todos los que realizan trabajo político emancipatorio, pues más allá de eslóganes la historia nos ha explicado mostrado por la fuerza de los hechos que, efectivamente, cuando nos tocan a una, nos tocan a todas