
(Foto: Prisoners for Palestine, vía AJE)
Por Benay Blend
Traducción de The Palestine Chronicle
Dentro de las prisiones británicas, ocho activistas vinculadas y vinculados a Palestine Action mantienen una prolongada huelga de hambre para protestar contra la complicidad del gobierno británico con las acciones llevadas a cabo en la Palestina ocupada.
«Es en las colectividades —escribe Angela Davis— donde encontramos la esperanza y el optimismo» (Tenemos que hablar del cambio estructural, en La libertad es una lucha constante: Ferguson, Palestina y los fundamentos de un movimiento, editado por Frank Barat, Haymarket Books, 2016, p. 49). Y añade, en su condición de activista y académica radical, que las «luchas progresistas… están condenadas al fracaso» cuando reproducen el «individualismo capitalista» (p. 36).
Davis observa también que «la solidaridad supone una forma de reciprocidad» (Tenemos que hablar, p. 41), precisamente el tipo de vínculos estructurales que existen entre Prisoners for Palestine, quienes hoy mantienen huelgas de hambre en prisiones británicas y en otros lugares del mundo.
Como ex prisionera política, Davis hace un llamamiento a la construcción de movimientos de solidaridad global para defender los derechos de las y los presos políticos, del mismo modo que ella misma se benefició de esa solidaridad (Activismo político y protesta desde los años sesenta hasta la era de Obama, en La libertad es una lucha constante, p. 112).
En Estados Unidos, la comunidad negra lideró la lucha por su absolución, pero llegaron declaraciones de apoyo desde todas las partes del mundo —África, Asia, América Latina y Europa—. En particular, los países socialistas de Cuba, la Unión Soviética, la República Democrática Alemana, la República Popular Democrática de Corea y la República Democrática de Vietnam respaldaron su causa (“Statements and Appeals”, If They Come in the Morning… Voices of Resistance, editado por Angela Davis, Verso, 2016, p. 265).
En aquel momento, Davis agradeció ese apoyo, pero pidió que su campaña personal se transformara en una cruzada internacional por la abolición de las prisiones.
Esa petición es hoy más pertinente que nunca. En las cárceles británicas, ocho activistas vinculados a Palestine Action sostienen una huelga de hambre prolongada para denunciar la complicidad del gobierno británico con las acciones en la Palestina ocupada.
Como informa Nour Nakoub, los representantes legales han solicitado que el secretario David Lammy celebre una reunión de emergencia antes de que el estado de las y los activistas se deteriore hasta el punto de causarles la muerte.
Detenidas y detenidos bajo «cargos de terrorismo», las y los huelguistas han presentado cinco demandas: el fin de la censura de sus comunicaciones, la libertad bajo fianza inmediata y la divulgación de documentos que detallen la supuesta influencia del Estado israelí y de empresas vinculadas en sus procesos judiciales.
Las demandas restantes incluyen la retirada de la ilegalización de Palestine Action —catalogada por el gobierno como «organización terrorista» en julio— y el cierre de las operaciones británicas de Elbit Systems, filial de un proveedor de armamento responsable de la mayoría de los drones utilizados por el ejército sionista.
El 21 de diciembre, dos de los huelguistas de hambre, Amu Gib y Kamran Ahmed, fueron hospitalizados, mientras abogadas, parlamentarios y familiares expresaban su preocupación por la negligencia médica en las prisiones británicas.
Teuta Hoxha, de 29 años, describe el desgaste físico de la inanición prolongada: «Muchas veces se siente como si te estuvieran asfixiando. La piel empieza a volverse gris, aparecen más canas, todo se manifiesta físicamente». A pesar del deterioro de su salud, las y los huelguistas permanecen firmes: «Seguimos fuertes mentalmente y decididas y decididos».
Para Rahma, hermana de Teuta, y su familia, este proceso ha sido aterrador: «(Teuta) dijo que siente como si el gobierno intentara enterrarlos vivos y que desaparezcan en silencio».
Incluso antes de iniciar la huelga, Qesser Zuhrah planteó una pregunta directa: «Le preguntamos ahora a nuestro gobierno: ¿están dispuestos a dejarnos morir antes que dejar de armar un genocidio?».
Puede que el gobierno esté dispuesto a dejar morir a las y los huelguistas, pero la comunidad internacional no. Como señala Fight Racism! Fight Imperialism!, tanto a nivel local como internacional se han organizado numerosas acciones de apoyo: concentraciones frente a prisiones, despliegue de pancartas en puntos estratégicos, llamadas a las oficinas del Ministerio de Justicia (MOJ) y a medios de comunicación exigiendo atención a las demandas de las y los huelguistas y una cobertura mediática adecuada.
Dado que compañeras y compañeros del norte de Irlanda recordaron la «misma indiferencia a sangre fría del gobierno británico» cuando Bobby Sands y otros nueve presos murieron en huelga de hambre en la prisión de Long Kesh, en el norte de Irlanda ocupado, en 1981, la Brigada Irlandesa de Londres se convirtió en una aliada clave. Con protestas frente a Downing Street y la BBC, y estableciendo lazos con militantes del norte de Irlanda, lograron dar visibilidad a la causa.
Como observa E. S. Wight, esta es la mayor huelga de hambre carcelaria coordinada en la historia británica desde la huelga de los bloques H de 1981, protagonizada por prisioneros republicanos irlandeses que exigían ser reconocidos como prisioneros de guerra. En aquel entonces, Sands y sus compañeros lograron atención internacional, incluso dentro de la prisión de Nafha, donde los presos emitieron un comunicado afirmando que los huelguistas «sacrificaron la posesión más valiosa de cualquier ser humano. Dieron sus vidas por la libertad».
Para Wight, resulta asombroso ver cómo las noticias sobre la huelga actual atraviesan «muros de celdas, muros de prisiones» y «muros fronterizos», especialmente cuando las y los presos suelen estar aislados. «Parece extraño», reflexiona, «hablar de una huelga de hambre como algo que puede viajar».
Por otro lado, quizá no sea tan extraño si se tiene en cuenta la unidad de las luchas de la que escribió tan profundamente el difunto Ghassan Kanafani. Como señala Wisam Rafeedie en la introducción de The Trinity of Fundamentals (2024), su militancia en el Partido Comunista Palestino y posteriormente en el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) lo llevó a vincular su experiencia personal con «las injusticias que recaen sobre cada persona perseguida en el mundo» (p. xx).
«El imperialismo y el capitalismo nos unen como revolucionarios, y lo mínimo que podemos hacer es intercambiar experiencias y conocimientos» (p. xxi), concluye Rafeedie, explicando así cómo las noticias atraviesan los muros de las prisiones y se transforman en sentadas, acampadas y manifestaciones masivas, dentro y fuera de las fronteras de Palestina.
Otras personas con experiencia directa en la represión también han enviado mensajes de apoyo. Shamina Alam, hermana del huelguista Kamran Ahmed, reveló que palestinas y palestinos de Cisjordania transmitieron mensajes de solidaridad a través de compañeras y compañeros en la diáspora.
«Es como si (las y los huelguistas) estuvieran viviendo la experiencia de un palestino», afirmó Alam. En efecto, están reflejando la vida cotidiana de los palestinos en las cárceles israelíes.
Alam señaló que las condiciones de su hermano solo mejoraron después de que la solidaridad internacional alzara la voz: «La gente afuera tiene que ser su voz, tiene que ser fuerte y orgullosa».
En respuesta a este llamado, declaraciones y acciones de todo el mundo han expresado un apoyo inequívoco, incluyendo al Pendleton 2, al prisionero libanés liberado Georges Abdallah y al actual acusado Jakhi McCray.
También llegaron muestras de apoyo de prisioneros palestinos liberados de cárceles sionistas por la resistencia en el intercambio Toufan al-Ahrar. En nombre de ex presos ahora en el exilio, Abdel-Nasser Issa envió un saludo solidario:
«Sabed, revolucionarios del mundo, que no estáis solos en esta prueba. Cada palestino, en cualquier lugar de la Tierra, se quita el sombrero ante vosotros, orgulloso de que su espalda esté sostenida por el muro de vuestra firmeza y vuestro espíritu revolucionario. El precio que estáis pagando en apoyo a nuestra causa y a nuestro pueblo es una prueba contundente de que sois nuestros socios leales en la confrontación contra el colonialismo y su instrumento criminal: el Estado de ocupación sionista».
Con motivo del Día de las y los Prisioneros Palestinos 2025, Samidoun: Red de Solidaridad con las y los Prisioneros Palestinos afirmó que las y los prisioneros palestinos son la cuna del movimiento de resistencia, y constituyen «una parte necesaria de la liberación de la tierra y del pueblo de Palestina del colonialismo sionista, así como de la nación árabe y la región del imperialismo».
En su declaración «Libertad para las y los huelguistas de hambre en las prisiones británicas y para todas y todos los prisioneros políticos», Black Alliance for Peace (BAP) confirma que las y los huelguistas necesitan «hilos que los vinculen a las luchas de liberación en todo el mundo». Además, señala:
«Funcionan como recordatorios de que la lucha en las prisiones se repite y se reinventa constantemente, es reprimida y vuelve a encenderse, movilizándose contra una constelación cambiante de fuerzas con una masa creciente de aliados a su espalda. De manera crucial, son la prueba viva de que estas ocho personas en huelga de hambre no están solas: el mundo exterior no las abandonará».
Benay Blend obtuvo su doctorado en Estudios Americanos en la Universidad de Nuevo México. Entre sus trabajos académicos se encuentra, junto a Douglas Vakoch y Sam Mickey (eds., 2017), “‘Neither Homeland Nor Exile are Words’: ‘Situated Knowledge’ in the Works of Palestinian and Native American Writers”. Este artículo fue contribuido a The Palestine Chronicle.
Descubre más desde Samidoun: Red de solidaridad con los presos palestinos
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.



