La alianza estadounidense-sionista ha reanudado su ataque genocida contra Gaza, lanzando más de 400 aviones con armas de fabricación estadounidense sobre escuelas, campos de refugiados, mezquitas y edificios residenciales. Hasta ahora, se reportan más de 200 mártires y cientos de heridos. Estados Unidos y la entidad sionista comparten la responsabilidad de estos crímenes junto con potencias imperialistas como Alemania, Gran Bretaña, Francia y Canadá, además de los regímenes árabes cómplices, y es hora de exigir que rindan cuentas.
La resistencia en Palestina, Yemen, Líbano y toda la región sigue enfrentando esta agresión, que no es reciente: los pueblos de la región han resistido el genocidio sionista no solo durante los últimos 18 meses, sino durante más de 77 años de ocupación y más de un siglo de colonialismo e imperialismo. Desde el inicio del cese del fuego en Gaza hace 60 días, el régimen sionista ha violado repetidamente el acuerdo, mientras que la Resistencia ha cumplido cada compromiso para proteger a su pueblo, sin tomar represalias. No obstante, durante las últimas dos semanas, el régimen sionista, con la complicidad de EE.UU. y otras potencias, ha bloqueado por completo la entrada de ayuda humanitaria, privando a Gaza de alimentos, medicinas y otros recursos esenciales.
Estos ataques no solo buscan exterminar al pueblo palestino, sino también sofocar el movimiento de apoyo global a la liberación de Palestina. La represión se extiende a través de arrestos, deportaciones y prohibiciones en países como Estados Unidos, Canadá, Alemania, Francia y Bélgica, dirigidas contra estudiantes, activistas y periodistas solidarios con la causa palestina. La criminalización de grupos de resistencia como Hamas, la Yihad Islámica Palestina, el Frente Popular para la Liberación de Palestina, Hezbollah y AnsarAllah refuerza este intento de imponer miedo y silenciar la solidaridad internacional.
No hay forma de frenar estos ataques quedándonos en silencio o suavizando nuestros llamados a la justicia. La represión busca impedir que el creciente movimiento de masas en el núcleo imperial actúe en apoyo de Palestina, Yemen y Líbano. Pero la historia demuestra que la resistencia es el único camino: a pesar de las toneladas de bombas arrojadas sobre los pueblos de la región, los regímenes sionistas e imperialistas no han logrado doblegar la voluntad de la Resistencia ni desarraigar a los pueblos que defienden su dignidad y soberanía.
Este genocidio es facilitado por Estados Unidos, Alemania, Canadá y Gran Bretaña, que no solo proporcionan armas, sino que también ofrecen apoyo político, diplomático y económico al proyecto colonial sionista. Sin embargo, la acción directa, como ha demostrado “Palestine Action” en Gran Bretaña, puede imponer un verdadero embargo de armas desde el corazón del imperialismo. La lucha contra el sionismo es parte de una batalla más amplia contra el colonialismo y la opresión, y es la resistencia —desde Argelia hasta Vietnam y Palestina— la que ha demostrado que estos proyectos coloniales pueden ser derrotados.
Este es el momento de intensificar la solidaridad internacional y ponernos del lado de la Resistencia, no solo por Palestina, sino por toda la humanidad. Millones de personas en Yemen ya han tomado las calles para demostrar que ni las bombas ni el terror de Estado lograrán aplastar la dignidad y la voluntad de los pueblos. Es hora de seguir su ejemplo y construir un movimiento popular global que haga imposible este genocidio.
Desde el río hasta el mar, Palestina será libre. Victoria para la Resistencia, derrota para el imperialismo y el sionismo, liberación para Palestina.
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